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Existen diferentes técnicas para detectar la infección por el virus SARS-COV2 causante de la COVID-19 o su paso por el organismo. Nosotros contamos con todas estas pruebas.
Es la prueba de elección para la detección del agente infeccioso. Detecta fragmentos de su material genético y es la que mayor sensibilidad y especificidad presenta en el momento. La muestra se obtiene igualmente por hisopado nasofaríngeo y el resultado se revela en 24 horas. Esta prueba tiene un coste de 109 euros.
Detectan fragmentos específicos del virus, se realizan de forma rápida y tienen una alta sensibilidad y especificidad. Se obtiene una muestra por hisopo nasofaríngeo y el resultado se revela en 15 minutos. Esta prueba tiene un coste de 45 euros.
La sensibilidad de una prueba hace referencia a la capacidad que tiene la misma de diagnosticar a un positivo como tal. La especificidad hace referencia a la capacidad que tiene la prueba de diagnosticar a un negativo.
Desde el 10 de Diciembre, el gobierno español acepta como método diagnóstico de COVID-19 la RT-LAMP. La amplificación isotérmica Rizo-mediada, o LAMP, es un análisis que se puede utilizar para la detección viral que permite un análisis más rápido del material genético que el test de PCR y se ha utilizado con éxito en la detección del virus COVID-19.
Es un método diagnóstico, para detección de COVID 19 a través de una muestra de hisopado nasofaríngeo, una alternativa a la RT-PCR, con una sensibilidad y especificidad similar y resultados en menor tiempo. La muestra es procesada por personal capacitado, y a través de un proceso de amplificación isotérmica, es detectado el ARN del SARS-CoV-2, presente en la muestra.
¿Qué países aceptan el LAMP?
Reino Unido, Estados Unidos, Italia, Alemania, Países Bajos, Dinamarca, Escocia, Aruba, Hong-Kong.
El Test de antígenos COVID-19 es una prueba rápida, pero menos fiable que las PCR-RT o la LAMP-RT, ya que este depende de la carga de antígenos que presente el paciente al momento de realizar la prueba, teniendo una
alta sensibilidad y especificidad entre los primeros 3-5 días de infección, y que irá disminuyendo en los días consecutivos, pudiendo dar un falso negativo.
Las pruebas de PCR-RT y de LAMP-RT, detectan el ARN del COVID 19 presente en la persona infectada desde el tercer día de infección hasta 3-4 semanas después de la misma.
Si tienes síntomas compatibles con la infección por SARS-COV2 (fiebre, tos seca o dificultad respiratoria) deberás hacerte una prueba de detección de infección activa (PDIA) para confirmar la infección. Si has sido contacto estrecho con un positivo, deberías aislarte unos días y observar la aparición de síntomas y, al cabo de unos días, realizarte el test.
Si te sometes a una de las pruebas de detección de infección activa (PDIA) inmediatamente tras el contacto o al poco tiempo, puede que todavía estés incubando el virus y que la carga viral no sea suficiente como para ser detectada, arrojando en ese caso un falso negativo.
Estas pruebas detectan el rastro que deja el virus en el organismo a su paso. Se miden fundamentalmente dos tipos de anticuerpos: IgM e IgG (ambos en la misma prueba).
En el caso de los anticuerpos IgM, aparecen a los pocos días de la infección, incluso durante el curso de la misma, mientras que los IgG tardan más en aparecer y suelen hacerlo cuando ésta está resuelta.
Nuestra prueba incluye ambos anticuerpos, la muestra consiste en la extracción de sangre y tiene un coste de 75 euros. En cuanto a los resultados, nos encontramos con las siguientes posibilidades:
- IgM-, IgG-: el paciente no tiene anticuerpos. Esto puede deberse a que no haya estado expuesto al agente infeccioso o que lo haya estado hace mucho tiempo. Esto no implica necesariamente que no exista inmunidad.
- IgM +, IgG –: el paciente puede tener infección activa. Posiblemente se encuentre en las primeras fases de la misma y podría desarrollar el cuadro clínico próximamente si no está ya en curso.
- IgM +, IgG+: el paciente se encuentra en las etapas finales de la infección o ésta está ya resuelta. Puede existir inmunidad durante un tiempo ante nuevos contagios.
- IgM-, IgG+: el paciente ha superado la infección y cuenta con defensas frente a la misma. Se considera que no tiene el agente en su interior y que podría estar inmunizado durante un tiempo frente a nuevos contagios. Se considera que el paciente ya no es contagioso.
Todos los resultados de las pruebas han de interpretarse con cautela y debe leerse la información adjunta a los informes de las mismas una vez se reciban los resultados.
La COVID-19 es una enfermedad respiratoria y, en ocasiones multisistémica causada por el Coronavirus SARS-COV2. Puede cursar sin síntomas, con síntomas leves como fiebre o tos seca, o con cuadros severos que incluyen neumonías, trastornos de la coagulación y otros signos inespecíficos.
Los primeros indicios de la aparición del virus SARS-COV2 se encuentran en el mercado de alimentos de la ciudad china de Wuhan. No obstante, actualmente se duda de que ese sea el verdadero origen y se sospecha de ese punto como principal fuente propagadora del virus.
Este, probablemente se originara en alguna especie de animal salvaje y saltara a otras especies, infectando al hombre. Esto no es nuevo en absoluto, ha ocurrido previamente entre el hombre y otros animales, así como entre diferentes especies de animales desde que se tienen estudios y constancia.
Los síntomas de la COVID-19 pueden ser muy variados, existiendo incluso numerosos casos de personas infectadas asintomáticas que nunca llegan a desarrollar síntomas. Sin embargo, los más frecuentes son fiebre, tos seca y dificultad respiratoria.
Si experimentas cualquier síntoma compatible, debes realizarte un test para confirmar la infección. Si experimentas dificultad respiratoria, debes contactar de inmediato con los servicios de emergencia.
Muchas infecciones del tracto respiratorio pueden producir alteración de los sentidos del gusto y el olfato en tanto que causan inflamación de la faringe y de las estructuras asociadas.
Parece ser que el SARS-COV2 causa inflamación en las terminaciones nerviosas de la lengua y del epitelio olfatorio, por lo que la pérdida o disminución de estos sentidos es uno de los signos característicos de la enfermedad.
Los cuadros más graves de COVID-19 se asocian generalmente a respuestas exacerbadas del sistema inmune que, tratando de luchar contra la infección, causan serios problemas al propio organismo.
Probablemente los niños, al tener sistemas inmunes inmaduros y con una respuesta más lenta ante algunos patógenos, tengan menor prevalencia de este tipo de reacciones exacerbadas y graves. Este puede ser uno de los motivos. No obstante, todavía faltan muchos estudios en estos sentidos.
El periodo de incubación del virus es de 2 a 14 días, aunque la media está en 5 días. Generalmente, es tras este tiempo cuando aparecen los primeros síntomas, en caso de hacerlo.
El periodo de incubación de la enfermedad dura 5 días de media, pudiendo variar desde 2 a 14 días. Tras ello, aparece la fase sintomática que puede tener una duración muy variable.
En los casos asintomáticos o leves, la infección suele resolverse a los 10 días desde la aparición de los síntomas.
El virus SARS-COV2 se contagia a través de gotículas y aerosoles exhalados al hablar o respirar. Ocasionalmente puede producirse el contagio por contacto con superficies contaminadas, aunque la principal vía es la citada al principio.
Potencialmente, una persona infectada por el virus SARS-COV2 puede contagiar desde el momento en que tiene el virus en su organismo. No obstante, parece más frecuente el contagio desde los dos días previos al inicio de los síntomas hasta tres días después de su remisión.
Los asintomáticos pueden contagiar igualmente, aunque el contagio es más intenso en la fase clínica o sintomática.
Si se ha obtenido un resultado positivo en una de las pruebas de detección de infección activa (PDIA) debe aplicarse un aislamiento dentro del domicilio y, si se convive con más personas, dentro de una de las estancias del mismo.
Si aparecen síntomas leves, como la fiebre, pueden tratarse con paracetamol y otras medidas de soporte. Se recomienda minimizar el contacto con el resto de los convivientes y extremar las medidas de prevención. En caso de síntomas graves como dificultad respiratoria, debe comunicarse con el teléfono de emergencias 112.
La cuarentena debe durar un mínimo de 10 días desde el diagnóstico positivo o bien desde los primeros síntomas, siempre y cuando en los últimos 3 días no haya habido síntomas.
Para más información, se recomienda consultar las páginas web del Ministerio de Sanidad y de las Comunidades Autónomas (https://www.comunidad.madrid/servicios/salud/covid-19-prevencion-consejos-ciudadania).
Se considera contacto estrecho a cualquier persona que pase un total de 15 minutos a una distancia inferior a 1.5 – 2 metros de un positivo en los dos días anteriores al diagnóstico del mismo, siempre y cuando no se haya podido garantizar un correcto uso de la mascarilla (cubriendo completamente nariz y boca).
Si se ha estado en contacto estrecho con un positivo en los dos días anteriores al diagnóstico del mismo, se recomienda hacer cuarentena durante 10 días si no aparecen síntomas.
Por otra parte, se recomienda realizar una prueba de detección de infección activa (PDIA) unos días después del contacto con el fin de asegurarse del estado de infección. Un resultado negativo no implica necesariamente que no pueda desarrollarse la infección.
Ninguna prueba es infalible al 100%, siempre existen falsos positivos y falsos negativos, aunque con las pruebas de la COVID-19 esto ocurre en un porcentaje ínfimo.
Generalmente, es más frecuente la aparición de falsos negativos que de falsos positivos. Esto es porque es más fácil que el virus esté presente, pero se escape al análisis que el hecho de que no estando presente dé positivo en la prueba.
En cualquier caso, lo más preocupante son los falsos negativos, en tanto que personas infectadas podrían no tomar las medidas de aislamiento y prevención e infectar a otras personas en su entorno.
Absolutamente todas las enfermedades infecciosas cuentan con porcentajes variables de individuos asintomáticos. Esto puede deberse por diferencias en el estado inmunitario de cada paciente, por la carga infectiva adquirida o por la variante del agente patógeno. No es nada nuevo con respecto a esta enfermedad.
La gran preocupación de los asintomáticos es que, al no saberse infectados, pueden contagiar al resto sin ser conscientes y causar cuadros graves en personas vulnerables de su entorno. Para saber si somos infectados asintomáticos podemos hacernos cualquiera de las pruebas de detección de infección activa (PDIA).
La COVID-19 es una enfermedad y, como tal, no puede diagnosticarse únicamente con una prueba, sino que debe hacerse con una combinación de los resultados de la misma, sintomatología y epidemiología compatible, etc.
Las técnicas diagnósticas detectan el virus SARS-COV2 o su paso por el organismo. Un positivo implica presencia del virus o de su rastro con una altísima fiabilidad. Esto no quiere decir necesariamente que el virus detectado sea infectivo o la carga sea suficiente.
Por tanto, se puede ser positivo y no llegar a desarrollar nunca la enfermedad. Sin embargo, las técnicas diagnósticas son la mejor herramienta con la que contamos y, ante un positivo, debe imperar el principio de precaución ya que las probabilidades de ser infecciosos son muy elevadas.
Puede hacerse la prueba en instalaciones públicas o privadas. Para realizarse la prueba por la sanidad pública, deberá llamar por teléfono a su centro de salud dando los datos de su tarjeta sanitaria y esperar a que te den cita y posteriormente los resultados, debido a la situación actual pueden producirse grandes retrasos.
En las instalaciones privadas los tiempos de espera suelen ser más cortos, en Clínica Mayor puedes hacerte las pruebas sin cita previa y obtendrás los resultados en un máximo de 24h.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se llama pandemia a la “propagación a nivel mundial de una enfermedad”.
Cuando una enfermedad aparece en una zona localizada del mundo puede constituir una epidemia. En el momento en que aparece en varios puntos muy distantes y sin aparente relación entre sí, toma la dimensión de pandemia. Es esto lo que ha ocurrido con la nueva COVID-19.
La principal vía de infección del virus causante de la COVID-19 son las gotículas exhaladas al respirar o hablar y los aerosoles. Por ello, las medidas más eficaces pasan por el uso de mascarillas (haciendo un uso adecuado), el mantenimiento de la distancia interpersonal y el correcto lavado de manos con jabón u otra solución virucida o antiséptica.
Afortunadamente, haciendo buena aplicación de estas medidas de prevención, puede detenerse la expansión del virus.
En la Unión Europea, a febrero de 2021 están autorizadas tres vacunas. La de Pfizer, la de Moderna y la de AstraZeneca. Todas ellas han sido aprobadas tras rigurosos controles médicos y estudios científicos, muy superiores en número y profundidad a la mayoría de los fármacos comercializados.
La vacuna de más amplia distribución es la de Pfizer, arrojando efectividades superiores al 90%. La vacuna de AstraZeneca no ha sido recomendada en población mayor de 65 años, no tanto por preocupación sobre su seguridad, sino por no contar con estudios suficientes en ese grupo de edad. Todas las vacunas aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento cuentan con todas las garantías de seguridad.